20.7.13

Estuve hace poco en Madrid y cometí una serie de errores. Uno de ellos fue no ir a las Jornadas contra Franco, otro fue no ver más exposiciones de Photoespaña 2013. Quizás abusé mucho de El Prado, al fin y al cabo era "trabajo". De todas formas, si pude pasar por la muestra fotográfica dedicada a Manolo Laguillo "Razón y ciudad" en la Fundación ICO. Para quien no lo conozca, es un edificio situado detrás de el Congreso de los Diputados con una entrada más parecida a un búnker preparado para un desastre nuclear. El interior, eso sí, es agradable y la museografía está muy trabajada.

Quizás por la propia estructura del edificio sea difícil poder mantener un hilo normal de la muestra, incluso corres el riesgo de perderte media exposición si no notas que la segunda mitad tiene un acceso diferente a la primera, pero hay que decir que la atención es buena desde la recepción y te ofertan una visita guiada personalizada.

En cuanto al contenido, la verdad es que es una buena muestra de la fotografía como documento, centrada en las instantáneas que Manolo Laguillo tomó de ciudades como Madrid, Bilbao o Berlín, pero sobre todo es Barcelona la que tiene un mayor protagonismo. Laguillo testifica en su fotografía el obligado proceso de cambio de la ciudad originado por el nuevo paradigma económico del turismo desde la segunda mitad de los setenta. También hay fotografías que nos muestran la incidencia en el urbanismo de eventos como las Olimpiadas de 1992 de Barcelona, Berlín tras la Caída del Muro, las inundaciones de Bilbao en los años ochenta o, más recientemente, la incidencia del turismo masivo en ciudades como Palma de Mallorca.

Es una muestra de imágenes muy cuidadas, en ocasiones encargos de estudios de arquitectura y de la administración pública, por lo que las fotos procuran mostrar la mayor cantidad de información posible sobre el estado de edificaciones, solares y terrenos de la periferia. La luz responde a su cometido, clara y adaptada para para modelar los edificios. Las construcciones colocan al espectador ante la duda de la belleza que se descubre a través de sus fotografías y el daño que suponen para el medio ambiente. Es por eso que Laguillo en ocasiones contraponga la visión de los bordes de la ciudad, donde la naturaleza todavía se conserva menos ordenada que en el interior, pero constantemente amenazada antes los intereses expansionistas de la ciudad. Eso sí, sobre si son intereses creados e innecesarios Laguillo no parece opinar en su fotografía que es, como dijimos, un documento. Arquitectura y urbanismo con poca presencia evidente de personas porque es la ciudad la que se muestra como modelo, pero con una gran cantidad de carga humana. 

Los treinta y cinco años de actividad recogidos en la exposición también incluyen las investigaciones más recientes de Laguillo las cuales encontré menos interesantes, imagino que la razón es que iba cansado. Aún lo estoy pensando. 


Invitación oficial a la exposición


 Bar Izquierdo. Barcelona, 1979 © Manolo Laguillo/Visual VEGAP.



Union Berlag. Berlín, 1992 © Manolo Laguillo/Visual VEGAP.



Tónica Schweppes. Barcelona, 1978 © Manolo Laguillo/Visual VEGAP. 


Nacimiento de la Diagonal. Barcelona, 1980 © Manolo Laguillo/Visual VEGAP.



Barcelona, 1981 © Manolo Laguillo/Visual VEGAP.


1.7.13

Hace unas semanas estuve de congreso en Santiago, una forma de perder el tiempo tan eficaz como cualquier otra. Lo bueno de estas “reuniones de carácter científico” es que uno viaja y tiene la oportunidad de toparse con alguna cosa interesante para alimentar y compartir su bucle de pensamiento habitual. Ahí va, pues, una pequeña adenda a las anteriores reflexiones barrocas de MineÁRTpolis.

Álvaro Siza proyectó en 1994 el Centro Gallego de Arte Contemporáneo, un edificio S O B R E S A L I E N T E, silencioso pero tectónico,  perfectamente inserto en el mar de piedra gris de Compostela. Allí se expuso hasta el pasado 16 de junio una retrospectiva titulada James Weilling: The mind on fire, cuyo discurso incluye naturalezas muertas, tenebrismo y análisis de texturas, como la serie de tejidos realizada en 1988. Por fechas, recursos y obsesión personal, no puedo eludir la cita evidente a Andrés Serrano.


James Welling. II, 1988


Niño Jesús. Iglesia de San Martín Pinario, Santiago de Compostela


A tan solo unas calles del CGAC encontré el templo de San Martín Pinario, una iglesia que atesora en su interior el repertorio más deliberadamente freak de “niños jesuses”, amén de otras muchas suculencias barrocas que merecen la pena la excursión. Lo que no sabía era la obsesión que el redentor estaba causando últimamente a nivel historiográfico, y quizás por eso me hizo tanta gracia toparme al volver a Madrid con un email en el que se me invitaba a la siguiente conferencia:
           
El próximo jueves, 13 de junio, a las 20:30, tendrá lugar la conferencia "Insuflando vida a los objetos. Los Niños Jesús en contextos afectivos en el Santiago decimonónico", que correrá a cargo de la profesora Olaya Sanfuentes, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. 
El acto se celebrará en el Real Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, situado en la calle Sierpes, 65. 



Que el barroco y su reinterpretación en la actualidad es TT ya no lo duda nadie, aunque es una pena que en muchos de los tinglaos que se están montando para este año el criterio se haya desvanecido en la sangría. Enarbolando la “puesta en valor de una de las manifestaciones artísticas más genuinamente españolas”, la Universidad Internacional de Andalucía se ha mojado el culo, pero bien, con un Máster en Escultura Barroca española: desde los siglos de oro a la sociedad de la información y las redes sociales. Al margen de una programación ligeramente pretenciosa, con visos a traducirse en una realidad académica de contenidos absolutamente inanes, no podemos dejar pasar el hecho de que su principal patrocinador sea El Corte Inglés, un de las manifestaciones más taxativamente barrocas de la actualidad contemporánea.   
            
Algo más apetecible se presenta en Bilbao con Barroco exuberante. De Cattelan a Zurbarán. El Guggenheim promete un “montaje cinematográfico” para un recorrido en el que encontramos obras como Me encontré sola, una más de la pléyade mesera de finales de la década pasada que tan legítimamente encabeza Greta Alfaro.  


Nathalie Djurberg y Hans Berg. Fotograma de Me encontré sola, 2008




Greta Alfaro. Budapest and Viena, 2007

Cierro con Photoespaña’13: Cuerpo. Eros y políticas [¡Conmovedor!].  Otra prueba de que, a este respecto, Andrés Serrano ya lo había hecho todo hace 20 años.  



Shirin Neshat. Divine Rebellion, 2012



Andrés Serrano. Ascent, 1983

Post Scriptum

            Pareja de referencias bibliográficas que pueden resultar de vuestro interés:

       - Reynaldo González, Insolencias del Barroco, Madrid,  Ediciones Cumbres, 2013. 
    - Luis Vives-Ferrándiz, Vanitas. Retórica visual de la mirada, Editorial Encuentro, 2011. 
 

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