16.8.11

En las primeras décadas del siglo XX, el debate arquitectónico en España se encona con dos visiones radicalmente opuestas de lo que debía ser la arquitectura. El empuje modernizador venía de Europa con la introducción de los nuevos principios del Movimiento Moderno (no confundir con Modernismo al que supera el MoMo) en clave racionalista que ya practicaban Le Corbusier, Behrens o Mies van de Rohe. A pesar de ser muchos los arquitectos que participan en el complejo proceso de introducción de las ideas racionalistas en el país, solo vamos a destacar la participación de Jose Luis Sert y Fernando García Mercadal por ser las personalidades más activas y los principales responsables de la creación del GATEPAC tras una aventura de aprendizaje por Europa.

El primero trabajó con Le Corbusier e impulsó la creación del GATCPAC (Group d´Artistes i Tècnics Catalans per al Progrés de l´Arquitectura Contemporània). El segundo construyó el primer ejemplo real de arquitectura moderna española con su obra El Rincón de Goya en Zaragoza en 1927 (será el pistoletazo de salida para la construcción de obras siguiendo los preceptos del MoMo como la Gasolinera de Petróleos Porto Pí de Casto Fernández-Shaw Iturralde). Ambos animarían y expolearían a numerosos arquitectos para que mezclasen sus ideas renovadoras. Imagináoslos con la mente funcionando después de ver a Le Corbusier en Barcelona, a Walter Gropius dando una conferencia en Bilbao o la Exposición de Arquitectura y Pintura Modernas en el Gran Casino de San Sebastián hasta que el 25 y 26 de octubre de 1930, en el mismo año que el grupo catalán, se funda en Zaragoza el GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea) que será la sección española del CIRPAC (Comité International pour la Résolution des Problémes de l´Architecture Contemporaine).



El Rincón de Goya con su remate en forma de barco característico del Racionalismo.
1927.


La desaparecida gasolinera de Porto Pí en Madrid. 1927.


A partir de ahí, todo es un entramado confuso de teoría en el que todo el mundo opina. No solo el GATEPAC iba a tener que competir en esto de la renovación arquitectónica con otros arquitectos fuera del grupo como Teodoro Anasagasti, sino que los arquitectos conservadores del país como Aníbal González o Leonardo Rucabado venían hablando de Orientaciones para el resurgimiento de una Arquitectura Nacional (VI Congreso, San Sebastián, 1915) o del casticismo arquitectónico como Vicente Lampérez y Leopoldo Torres Balbás (VIII Congreso, Zaragaza, 1919.

En definitiva se trataba de una arquitectura preocupada por el bienestar y la habitabilidad al servicio de una "masa" contra una arquitectura tradicional, elitista y monumental definida a través de su decoración fundamentalmente que mira al pasado. Todo complicado un poco por la confusión interna del movimiento renovador que no sabía como hacerlo exactamente.

El racionalismo es escogido por los miembros del GATEPAC porque no está exento de belleza, porque economiza material y medios (a través de la pureza de lineas, la adecuación precisa de los espacios, la ausencia de ornamento y elementos inservibles), por su higienismo, por su plasticidad resplandeciente, por su alegría de diseño y por su originalidad abstracta.

Este GATEPAC, dividido en un sección norte, otra sur y otra este (el anteriormente citado GATCPAC) no conforma un estilo, sino que se trata de un espíritu común que busca la renovación de la arquitectura. Dentro de cada grupo, inclusive, encontraremos soluciones individuales muy ocurrentes que diferencian a estos arquitectos. Las ideas del GATEPAC, según Ángel Urrutia Núñez serán:

1.- Rebelión crítica -a veces dura y dogmática, aunque comprensible en aquel momento- contra las escuelas de arquitectura de Madrid y Barcelona, contra sus planes de estudios que consideraban viejos e inservibles para los tiempos que vivían.

2.- Admisión y respeto, no obstante, por la arquitectura de todos los tiempos -pero como producto de su época-, reaccionando sin embargo contra los elitistas historicismos y eclecticismos, como algo mixtificado y costoso de realizar, incluso contra el art déco, no apreciando en el mismo rangos de modernidad suficientes.

3.- Toma de conciencia sobre la importancia que la arquitectura tenía para el bienestar humano.

4.- Deseo por todos los medios de hacer llegar ese bienestar a todas las capas o estratos de la población, pero no mediante una arquitectura hecha a la medida.

5.- Democratización por tanto de una arquitectura asequible y sana para todos, mediante un requerido sistema constructivo y une estilo, el racionalismo.

6.- Propuesta de la solución de plantas o de la articulación de espacios de tal modo que las habitaciones queden bien ventiladas y soleadas, de la claridad de líneas, de la simplicidad en las superficies, de la supresión de elementos superficioales o no estructurales.

7.- Recurso a elementos estructuralmente funcionales y de gran precisión como en el barco o en el aeroplano, de elementos constructivos seriados (soportes, vigas, puertas, ventanas de amplio horizonte) y salidos de la fábrica.

8.- Sistema de un código nuevo con bloques aislados sobre pilotis, con planta libre y huecos acristalados continuos o amplias terrazas, sin patios interiores insalubres, evitando que se arrojen sombras unos cuerpos a otros e interrelación con zonas ajardinadas en barrios de nueva planta que se equiparán con servicios complementarios y zonas de recreo comunitario separadas de las vías de tránsito rodado de máyor velocidad.

9.- Fundamentación de estas ideas en la atención temprana a las inquietudes de otros artistas y arquitectos de vanguardia extranjeros (Le Corbusier, van Doesburg, Gropius...

10.- Divulgación a través de una revista-portavoz propia, A.C (Documentos de Actividad Contemporánea).

¿Por qué se acabó? Pues como muchas ideas prometedoras y potencialmente disfrutables se acabó con la Guerra Civil. No sabemos que proyección hubiese tenido, quizás muy cercana a los planteamientos de la arquitectura moderna que se desarrollaban en Europa. pero con la autonomía y la originalidad que le permitia ser un grupo de arquitectos atrevido y numeroso. La gran cantidad de construcciones que requería España en ese momento daba la oportunidad a estos arquitectos de ensayar y perfeccionar este nuevo lenguaje en grandes obras. Sin embargo, bien porque encontraron la muerte durante el conflicto (Torres Clavé muere en Barcelona en 1939),o bien por la depuración tras el conflicto como la sufrida por Lacasa o Sánchez Arcas junto con el exilio forzoso de arquitectos como Bonet, Sert o Zuazo eliminaron los lazos. La identificación de este lenguaje con el gobierno republicano dificultó su uso justo tras la guerra y, consecuentemente, su enseñanza en las escuelas de arquitectura. No sería hasta los años cincuenta cuando se retomen algunos de sus preceptos, sobre todo aquellos que implicaban el abaratamiento de costes, en obras estatales unido a las influencias de lo que en su día fuese la arquitectura fascista italiana como en el Edificio de Sindicatos en el Paseo del Prado de Madrid.




Casa Bloc. J. L. Sert, J. Torres Clavé y J.B. Subirana. 1932-1936.


Club Náutico de San Sebastián. José Manuel Aizpúrua Azqueta y Josquín Labayén Toledo. 1929-1930.


Teatro Fígaro. Felipe López Delgado. 1930-1932.



Antiguo Edificio de Sindicatos, actual Ministerio de Sanidad. Francisco Cabrero y Rafael de Aburto (1950-1956).




 

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